Cuentos de la cuarentena (3)

#3 ¿CON QUÉ SUEÑA UN GUERRERO DE TERRACOTA?

-¿Sabes, amigo, qué es lo que voy a hacer cuando salga de aquí?

Un resoplido aburrido fue toda la contestación.

-Visitaré la Cabeza del Viejo Dragón. Asomado a las almenas del castillo, la brisa del mar me azotará la cara. ¡Cuánto echo de menos el olor a sal! Me dejaré caer por la lisa cara de sus murallas y aterrizaré en la arena igual que un gato. Me despojaré de esta armadura sucia y descolorida que me pesa como una maldición. Y desnudo correré sobre la arena, sintiendo los granos quemados por el sol crujir bajo mis pies. Me tiraré de cabeza al mar de coral, ¿sabes? Bucearé entre los peces, que huirán de mí como cuchillos de plata danzando un palmo por encima del fondo dorado lleno de conchas. ¡Qué ganas tengo de darme un baño! En remojo, veré ponerse el sol. Después, ¡caminaré! Caminaré sin parar hasta que la Gran Muralla sea sólo una línea tenue trazada en carboncillo sobre el horizonte que separe el suelo del cielo. Caminaré, desarmado, indefenso, hasta que el recuerdo del señor de la guerra que nos confinó aquí, bajo tierra, para que durmiéramos con él su sueño eterno de mierda, sea solamente un recuerdo. ¡Un mal sueño! Haré todo esto cuando por fin me visite mi princesa de Allá Fuera. Ella me liberará con un beso; del otro lado de la Cúpula Enjoyada y del Inmenso Mar de Mercurio, un soplo de aire la traerá hasta mí. Me acompañará al acantilado donde termina el mundo. Recuperaré mi forma humana. Mis brazos serán de carne y hueso. Tendré de nuevo mis tendones, tensos como los aguilones de una ballesta. La sangre latirá dentro de mi pecho igual que un torrente desbocado, el aire llenará mis pulmones. Podré sonreírle. ¡Podré amar! ¡Seré libre y mortal por última vez antes del Letargo Infinito!

-¡Pero quién va a venir a besarte a ti, chalao! ¡Eres un trozo de barro cocido! ¡Barro cocido, entérate ya!