Un manifiesto feminista

Cayó por casualidad en mis manos, el otro día, un panfleto feminista. Los repartían en el centro del pueblo mujeres de mi edad, más o menos. Es decir, mujeres jóvenes. Firmado a modo de editorial por la Asamblea feminista Chipiona, procedo a desmenuzarlo párrafo por párrafo. La transcripción es literal. Míos son los paréntesis: 

RESPUESTAS FEMINISTAS PARA CUÑAOS! (Empezamos asegurando el disparo)

Lo primero de todo es que por ser feminista, no tenemos la obligación de ser pedagógicas (Ni de usar las comas con propiedad, como tampoco la concordancia entre el género y el número, cabría comentar). Por eso, la gente que a estas alturas no se ha enterado de lo que es el feminismo, el heteropatriarcado, la opresión, la desigualdad, etc. pues que lo mire en Google. (Arsa)

Pero como a menudo nos encontramos con argumentos de cuñaos, y si estás en un día en el que te apetece a ti explicar algunas cositas (demos gracias al Señor por tamaño gesto de altruismo), te damos argumentos sencillitos y fáciles de entender! (Personalmente me gustaría entender aún más la brutal opresión que la que la autora o autoras del texto someten con ensañamiento y regocijo sobre los signos de exclamación de apertura)

  • «No hay que ser ni machista ni feminista. Los extremos siempre son malos». Esto, además de ser una tontería como un piano y una prueba de ignorancia como una casa, es una prueba clarísima (¡clarísima!) de que no tienes ni idea de lo que es el feminismo y que por eso eres capaz de cometer la grandísima estupidez de compararlo con el machismo. De hecho, es una tontería tan grande como sería decir «no hay que ser ni fascista ni pacifista. Los extremos siempre son malos» (fascinante la analogía. Confieso que me gustaría saber qué proceso lógico ha seguido esta idea hasta ser parida dentro de la cabeza o cabezas responsables de ella. Interesantes las inferencias que pueden sacarse aquí: ¿qué entenderán estas cabezas por fascismo? Aunque las palabras se han devaluado tanto en nuestra época que nada resulta chocante. También parece ser que sólo lo fascista puede ser belicista, o eso se colige. Enmienda a la totalidad de la Historia del mundo, con alegría) o «yo no veo mujeres ni hombres, yo veo personas». No os preocupéis, porque el fin del binarismo (encajarnos en hombre o mujer) va a llegar, (¡resulta imposible no leer esto recordando a Arrabal borracho perdido en el plató con Dragó y parafrasearlo gritando ¡el final del binarismo va a llegaaaaar!) y habrá un día en el que entendamos que el sujeto hombres y el sujeto mujer (también es imposible no tomar esto como el nieto ideológico natural de aquella ocurrencia de la ministra de Zapatero, lo del progenitor A y el progenitor B) son construcciones políticas pensadas para la opresión heteropatriarcalista (será heteropatriarcal, si es que se refieren aquí al heteropatriarcado y no al heteropatriarcalismo, aunque teniendo en cuenta la gracilidad con que fluyen las invenciones conceptuales en nuestro tiempo, lo mismo estamos ante el nacimiento de una nueva idea. Qué nervios). Pero ese día todavía no ha llegao! (qué les habrá hecho la gramática a estas mujeres, por Dios. Quizá esa declinación del participio de llegar tenga que ver con sugerir jovialidad y desenfado, algo muy propio de las distintas ramificaciones de este magma ideológico en Andalucía) Y decir que no hay mujeres y hombres sino personas, es una estupidez en una sociedad donde el hecho de ser mujer se ha convertido en una vulnerabilidad (¿se ha convertido ahora? ¿Es decir, ahora mismo? ¿Ayer? ¿La semana pasada? ¿Se ha cambiado el artículo 14 de la Constitución sin que me haya dado cuenta?), y en la que los hombres por el hecho de serlo, tienen privilegios.
  • «Las medidas de acción positiva y las leyes de igualdad son discriminatorias». NO. (Por si con sólo una mayúscula no fuese suficiente negación. Esto en sí mismo es muy masculino, muy de brutote, de machirulo, como negar pegando su correspondiente puñetazo en la barra del bar y hacer saltar por los aires vasos, platos y botellas en una mesa). Las medidas de acción positiva (hay algo en el fondo de este sintagma que me huele a chamusquina) están pensadas precisamente para contrarrestar la ventaja artificial que tienen los grupos que tienen privilegios. (Sospechosa fijación con el verbo tener, aunque puede que sólo sea escasez léxica) Por ejemplo, la paridad en el número de hombres y mujeres en alguna empresa, universidad…no están pensadas (¿paridad no iba en singular?) para que haya mujeres que ocupen un puesto solo porque son mujeres, sino que están pensadas para contrarrestar (otro verbo de machotes, muy deportivo) el hecho de que hay muchos hombres que ocupan puestos por ser hombres. (¿Dónde? Como Stendhal, ¡yo también quiero hechos exactos!)
  • «Yo estoy de acuerdo con la igualdad, (ay, esas comas. El nuevo feminismo también es ultracomista) pero no con el feminismo». ¿Cuántas veces (¡un signo de apertura! Voy a pedir un deseo) tenemos que decir que el feminismo es LA IDEA RADICAL DE QUE LAS MUJERES SOMOS PERSONAS? (Puede que a esta idea haya que darle alguna vuelta. La idea radical de que son personas. Interesante acercamiento a la problemática en el mundo musulmán) El feminismo es la lucha para que todas las personas tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades. (Esto parece la primera línea de cualquier manifiesto liberal clásico, pero no creo que se hayan dado cuenta. De lo contrario lo habrían cambiado, me juego mi escasa reputación) Así que no se puede estar a favor de la igualdad, y en contra del feminismo. Esta postura sería lo mismo que estar a favor del ecologismo y en contra del reciclaje (la floración de las metáforas es espectacular, indiscutiblemente del tiempo primaveral por el que transitamos con alegría y entusiasmo).
  • «Eso del machismo y el feminismo es cosa del pasado. Ahora ya hemos conseguido la igualdad». Por eso todos los años asesinan a cerca de 100 mujeres y no pasa nada, (¿seguro que no pasa nada? ¿No se detiene a los asesinos? ¿No se los juzga y condena? ¿No se han aprobado leyes para proteger a las mujeres del maltrato doméstico, no se promueven todos los años intensas campañas de concienciación contra el machismo desde todas las administraciones del Estado, desde La Moncloa hasta el último ayuntamiento del país? ¿No están todas las figuras públicas, tanto políticas como celebridades de todos los campos de la actividad con relevancia y proyección mediática, comprometidas con frecuencia en estas campañas? Quizá viva en Marruecos y no lo he advertido todavía) por eso cobramos un 27% menos que los hombres, (así, a bulto. Tú di cifras, que algo queda) y por eso a 1 de cada 3 mujeres en la unión europea (las minúsculas, infiero, son despreciativas, como diciendo ahí te pudras, Europa de los mercaderes)  nos van a agredir sexualmente a lo largo de nuestra vida, (quizá de residir en Holanda, Dinamarca, Gran Bretaña o Finlandia esto se cumpliera y las cifras de estas naciones sumasen un agregado particularmente injusto con España y algunos países de acendrada tradición católicaporque ya hemos conseguido la igualdad…Y vivimos (esa y, ay) en un sitio feliz donde mujeres y hombres son iguales y no hay discriminación (nótese, por favó, la ironía). (La noto, la noto, sobre todo la de escribir en un andaluz juanrramonesco)
  • «A mí la violencia contra las mujeres claro que me parece mal, pero todo esto que decís las feministas no tiene nada que ver». A ver, (siempre el tono perdonavidas, a ver, niño, que pareces tonto, el tono de estar dando una lección permanente, ¡de señorita Rottenmeyer!) la violencia contra las mujeres es la expresión más brutal de una violencia sistemática y sistemática (por si diciéndolo una sola vez no hubiera quedado suficientemente claro que la culpa es del sistema. El nuevo feminismo es una cabalgata de disparos dialécticos en loor de redundancias, también) que vivimos todas las mujeres, todos los días. Y si no fuera así, cada vez que hubiera una mujer asesinada habría una respuesta social incontestable, y no la hay. (En qué lugar del mundo viven las redactoras de esta pieza de incontestable homenaje a la literatura lisérgica). 
  • «Es que cómo sois, no tenéis sentido del humor». Tú imagínate la gracia que le hace a una persona con diversidad funcional (cualquiera diría que es hasta positivo tener diversidad funcional, dicho así. El lenguaje eufemístico termina deformando la realidad al punto de distorsionarla) los chistes sobre «minusválidos», o a las personas racializadas (señoras, señores, con todos ustedes el último truco de sociólogos y teóricos de las identity politics estadounidenses) los chistes sobre «negritos». (Esto es curioso porque da a entender que les da cierto pudor hablar de negros, así, con la palabra negros y toda su negritud detrás; la mojigatería de evitar hablar de este modo y decir en cambio negritos también sugiere el panorama mental de las autoras: es leer negritos e imaginarse uno el anuncio de Cola-Cao, con su canción y sus negritos del África tropical) Pues a las mujeres, los chistes sobre violación, el trabajo esclavo en casa, cobrar menos por el mismo trabajo y todas esas cositas, (sabes, entiendes, o sea, ¿me entiendes?) no nos hacen NI PUTA GRACIA. (Estoy escuchando el puñetazo sobre la mesa) Y, ¿sabes por qué? (hombre, un por qué bien puesto) Porque no la tienen. Porque nos pagan menos, (¡dadme datos exactos, hechos desnudos, cifras y casos particulares, por el amor de Dios!) nos violan y nos matan, ante la indiferencia general, (la o las que han escrito esto han debido vivir en la Polinesia durante el último mes) porque hay personas como tú a las que esto les parece un chiste. (Me estoy acordando ahora del típico cartel de propaganda de las dos guerras mundiales en las que salía un padre de familia en pantuflas leyendo el periódico en el sofá de su casa y abajo, en cursiva, la pregunta inculpatoria: ¿qué hiciste tú para ganar la guerra? El plural mayestático siempre es un recurso eficaz a la hora de aprovechar la tragedia íntima y particular de alguien y hacerla causa común, siempre interesada, siempre pervertida. En eso son poco originales)
  • «Pues yo nunca he sentido la desigualdad». «Pues yo tengo un primo que su mujer (el dios de la postmodernidad acaba de matar a un gatito cuyo nombre es el de la contracción al) le denunció falsamente y le han jodido la vida». Utilizar tu propia experiencia personal como argumento es una mierda, (¡a tomar por culo la experiencia! Esto ya lo inventaron los fundadores del Estado soviético: que la realidad no te estropee el programa) y pretender que tus vivencias (más o menos cuestionables) (la presunción de veracidad no se aplica al hereje, naturalmente: en esto tampoco son originales) son la realidad, (la realidad como sujeto total y único: La Realidad, entendible desde un único prisma, un todo, como la Santísima Trinidad) mientras cuestionas las estadísticas, los estudios y todo el pensamiento político feminista de toda la historia de toda la humanidad (así a lo loco),(impresionante secuencia argumental) es como decir que tú te has asomado a la playa y como no ves tierra más allá, no existe nada más. (¡qué fábulas! Ni Samaniego) O como decir que como tú nunca has visto un átomo, dudas de su existencia, o como decir que el sábado por la noche tuviste una experiencia que pone en duda la ley de la gravedad: UNA GILIPOLLEZ. (Para haberse cagado y meado en la antropología, la biología, la objetividad y la genética a lo largo del texto, éste termina con un alegato a favor de la experiencia y el pensamiento científico que es ciertamente tan emocionante como desconcertante).

Para más explicaciones claritas y sencillitas, os recomendamos mirar en YUTUB (qué maravilla. Igual que fúrgol: las dos Españas se dan un abrazo en el mismo punto exacto. Es bonito), el tornillo.

 

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