Dicen que los catalanistas independentistas han conseguido que muchos españoles desempolven la bandera nacional. No ha sido lo único, también han logrado que el resto de España haga suya la señera. Quién se lo hubiera imaginado hace 10 años. Hay que darle las gracias a los Grauperas, esos calvos slim-fit con gafas de pasta y muchos doctorados en brujería, que creyeron que para romper una nación de más de 500 años bastaba con querer y poder. Lo que está ocurriendo en octubre de 2017 no es el despertar de la conciencia nacional española, sino de la identificación, definitiva y mayoritaria, de los símbolos constitucionales con la libertad, la igualdad, la justicia y la solidaridad.
Despertares
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