04-05-17

Se discute ahora en prensa acerca de los Presupuestos Generales del Estado, es decir, de su aprobación, para lo cual es indispensable el apoyo de los nacionalistas vascos. Según trasciende, el partido en el Gobierno, el PP, ha obtenido este apoyo a cambio de la promesa de unas inversiones pantagruélicas en las tres provincias vascas. He estado sólo una vez en Vasconia, no hace aún tres años. Visité Bilbao, durmiendo en la ciudad de Guecho. A lo largo de aquellos tres días, pude comprobar cosas que me asombraron, que me hicieron parecer y sentirme Paco Martínez Soria en aquella famosa película en la que hacía de paleto llegando a Madrid, La ciudad no es para mí. Por ejemplo: para alcanzar una de las exuberantes estaciones de metro de Guecho había que subir un considerable desnivel, según llegaba desde mi alojamiento. Había una plaza, separada por dos alturas. Jamás me había encontrado con un estupendo ascensor del tipo montacargas, acristalado, público por lo demás, que ayudaba cómodamente a subir a quien no quisiera hacerlo por los molestos peldaños de la escalera que había justo al lado. Me quedé, ciertamente, con que era algo muy bien pensado, en especial para los ancianos y las mujeres embarazadas, para los impedidos, etcétera. Otro ejemplo: la avenida en donde se ubicaba mi hospedaje era una cuesta prominente. Pues bien, junto a la ancha y bien ordenada acera, una magnífica cinta automática, como las que en Atocha o en la T4 de Barajas comunican distintas partes de las terminales muy alejadas entre sí, unía la zona alta con la zona baja de la avenida. ¡Qué bien le vendría algo así a mi abuela, cuando viene y va desde su casa hasta la tienda, cargada con las bolsas de los mandados! Claro que mi abuela vive en un pequeño pueblo andaluz. Y Andalucía, como bien se sabe, no disfruta de esos llamados derechos históricos que la muy reformable Constitución de 1978 reconoce a Vasconia, en virtud de una lamentable tradición española que arranca con la derrota del carlismo. ¡Nunca una derrota fue tan productiva!

Guecho, no obstante, como toda la bahía de Bilbao, está extraordinariamente bien conectada mediante un metro modernísimo, me atrevería a decir más moderno y eficiente que la mayor parte de las líneas del metropolitano de Madrid, que a su vez es bastante mejor que, por ejemplo, el parisino. Por comparar. La misma ciudad de Bilbao es una urbe con sistemas de comunicación y transporte público de primera categoría, a mi entender. Ni en Madrid, Barcelona, Sevilla o Málaga, y no digamos ya, Mérida, Cáceres, Cádiz, Oviedo o Gijón, he visto infraestructuras tan bien hechas y funcionales. Mi viaje terminó en el Bilbao Exhibition Centre de Barakaldo, un edificio asombroso, que albergó los partidos del más fabuloso equipo de baloncesto del mundo, da igual la época: los Estados Unidos de América. Mis desplazamientos entre Barakaldo, Guecho y Bilbao no pudieron ser más sencillos y agradables. Pocos lugares he visto tan limpios y cuidados, con una geometría urbana, en general, que rezumaba armonía y vanguardismo.

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