1 de abril (de entre 1936 y 2015)

Titula El Mundo: Muere el fiscal turco que había sido secuestrado…

¿Muere? Sigo leyendo. Los secuestradores también han muerto durante el asalto. Según parece, cayeron al suelo de repente, por causas naturales. Fulminados por algún tipo de Deus ex machina. Como el fiscal. Pero sigo leyendo: El DHKP/C difundió una foto en la que Kiraz aparecía con la boca tapada, flanqueado por banderas del grupo (del grupo armado Partido Revolucionario de Liberación Popular – Frente (DHKP/C), siendo apuntado con una pistola por un encapuchado. Tras la intervención de las fuerzas especiales por la tarde, los dos secuestradores resultaron abatidos, mientras que el fiscal fue trasladado al hospital con heridas muy serias y finalmente ha fallecido, según ha informado el ministro de Exteriores turco. 

Muchas cositas. Grupo armado. Un grupo armado puede ser, por ejemplo, tres campesinos que empuñan una hoz cada uno. Estaríamos de acuerdo en considerar exagerado y fuera de todo sentido el valorar a esos tres campesinos como terroristas. Sin embargo, los que secuestraron al fiscal turco no eran campesinos inocentes, sino criminales. ¿Por qué esos atenuantes, esos analgésicos semánticos, grupo armado, lucha armada, para no decir terrorismo, criminales y asesinos?

Finalmente:

Según el presidente Erdogan el fiscal recibió tres tiros en la cabeza y dos en otras partes del cuerpo.

Colegimos que el pobre hombre murió de eso: tiros que se hizo, al parecer, solo, puesto que todavía nadie nos ha dicho, en El Mundo, que un terrorista le apuntó a la cabeza e hizo cinco veces clic con su dedo. En el gatillo. De hecho, el ritmo de la narración nos desliza una idea un tanto siniestra: tras la intervención de las fuerzas especiales por la tarde, los dos secuestradores resultaron abatidos, mientras que el fiscal fue trasladado al hospital con heridas muy serias y finalmente ha fallecido.

Ajá. Con lo que pudo recibir los disparos tras el tumulto del asalto, lo que nos sugiere que los tiros bien pudieron proceder de los policías. Mmmmmh.

Finalmente, el periodista, quizá arrepentido, nos aclara: «Hemos hecho todo lo posible para obtener la rendición de los dos asaltantes», dijo Altinok, quien dijo que la policía intervino «cuando se efectuaron disparos» en la sala donde estaban atrincherados.

¡Cuando se efectuaron los disparos! Si la policía no estaba todavía dentro, y el fiscal, rehén de dos terroristas armados, no tenía armas, ¿quién los pudo efectuar? ¿un hado?

Pero quiero terminar con la perífrasis clave: Tras la intervención de las fuerzas especiales por la tarde, los dos secuestradores resultaron abatidos. 

¡Resultaron abatidos! ¡Un causa y efecto sorprendente!

Menudos circunloquios para contarnos la verdad con profilácticos.

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