La Vanguardia del 18 de febrero de 1936 venía cargada de resultados electorales. No me interesan. Quiero destacar dos notas breves. Ambas, por su contenido: la primera, por novedoso, y la segunda, ay, por curiosidad:
Prestan servicio algunos agentes femeninos de Policía
Una de las particularidades de la jornada fué la de que por primera vez prestaron servicio en Madrid los agentes auxiliares femeninos de que dispone la policía. En total, sólo fueron diez las mujeres que prestaron este servicio, las cuales iban acompañadas por los guardias civiles y de seguridad, y se dedicaban a cachear a las mujeres que, formando corro alrededor de los colegios, se dedicaban con actividad a las funciones de propaganda colectiva.
El voto del Presidente de la República
El presidente de la República, señor Alcalá Zamora, votó a las tres menos diez de la tarde, en el local del antiguo colegio de sordomudos, inmediatos al Hipódromo, sección 79. Acompañaban a Su Excelencia, su esposa, doña Pura Castillo, y sus hijas Felicitación, María Teresa y Pura. Primeramente, votó la esposa del señor Alcalá Zamora; seguidamente, lo hizo éste, y después sus tres hijas. El presidente de la República no tuvo que hacer cola en el colegio, porque a aquella hora puede decirse que ya había terminado virtualmente la votación en dicho colegio.
He querido destacar la primera por lo singular: la presencia de la mujer en la vida pública comenzaba a ser relevante, aunque, como bien determina ese «particularidades de la jornada», no era un fenómeno natural; no en vano, la mujer había adquirido el derecho a voto, por ejemplo, hacía apenas unos años. A modo de anécdota, me maravilla ese «estuvieron acompañadas por los guardias civiles…», huella reveladora del profundo paternalismo español: estaba muy bien eso de dejar a las mujeres votar y ejercer profesiones de machos, ¡pero dejarlas solas! ¡quiá!
La segunda noticia me trae a las mentes tantas y tantas imágenes repetidas, exactas, milimétricamente iguales, que tan acostumbradas nos son en las jornadas electorales: en eso hemos cambiado poco. Sea la elección que sea, que voten las autoridades, y los líderes políticos; los candidatos, y los ex-presidentes, es noticia. Fenómeno perenne y curioso, que entronca con ese anhelo del periodista (de todo tiempo y lugar) por contar la banalidad; por relatar lo obvio: ¡nieva en invierno! ¡hace mucho calor en verano! ¡los perros muerden y, en general, si salen a la calle, abríguense!
Qué despropósito.