Al ser el domingo el día de los deportes por excelencia, he elegido una información relativa, naturalmente, al fútbol. En La Vanguardia del 4 de enero de 1936, en su sección de Los Deportes, se mencionaba la previa de un partido entre las selecciones nacionales de España y Austria. El fútbol atravesaba por entonces sus primeras etapas del profesionalismo pleno, y tanto el balompié de clubes como el de selecciones todavía estaba impregnado de esa fragancia cuasi quijotesca de las batallas entre los caballeros de chaqué. Me ha parecido singularmente interesante comparar el lenguaje periodístico en materia deportiva de 1936 con el actual, por parecerme, a priori, tan opuesto en su tono y léxico.
Un comentario ante el match España-Austria
Madrid. – El seleccionador nacional de fútbol, señor García Salazar, visitará al señor García Durán, presidente de la Federación Española de Fútbol para darle cuenta de sus decisiones. Un destacado directivo de la Federación, ha opinado sobre la selección hecha por el señor García Salazar:
-Me parece bien la designación del santanderino García. Al principio de temporada tal vez me hubiera gustado más el vigués Vega, pero en la actualidad creo que el gallego está menos en forma que García. Emilín ha demostrado el pasado domingo en qué punto de juego se encuentra. De todas formas, su designación no es definitiva. Depende de que Gorostiza guste más al seleccionador el día 8. La selección de jugadores madrileños y bilbaínos viene a demostrar que es un mito la decadencia del fútbol en estas dos ciudades. Muy justa la designación de Ipiña, que ha demostrado, en lo que va de temporada una clase excelente. Ha sido, sin duda, el mejor de los aciertos del Athletic madrileño el hacerse con este jugador. Sobre el próximo match con Austria, opina dicho directivo:
-Hay que ser optimistas. La selección austríaca es una de las mejores de Europa, pero la española, constituida con estos jugadores, no es inferior ni mucho menos. Creo que triunfará España, pero triunfará en un partido digno de los equipos que van a contender.
Obviando ya el trato de don y señor que la prensa daba a todo el mundo (sólo de imaginarme no ya a Marca, sino a El País, tratando de don a Del Bosque y a Villar, me entra la risa floja), es interesante comprobar que el seleccionador nacional tenía que ir a darle explicaciones al presidente de la Federación sobre los jugadores que llamaba y los que no; a la vez que un directivo de la Federación opinaba sin rubor de los jugadores y su estado de forma. Quizá la hiperespecialización técnica de los tiempos modernos tenga algo que ver en que esto ya no suceda; de lo cual me alegro, sinceramente, aunque en el fútbol profesional español todavía no sea rara -ni motivo de oprobio general- la circunstancia de que un presidente o directivo cualquiera, sin conocimientos ni aptitudes (y muchas veces, sin decoro ni vergüenza) juzgue a la ligera el trabajo de los profesionales, tomando decisiones ridículas que por lo común suelen ser muy contraproducentes para las instituciones que dirigen. Este prurito de miramiento a la jerarquía, o de genuflexivo respeto a la autoridad, también, probablemente, fuera uno de los signos de aquel tiempo, herencia que hoy se ha volatilizado en prácticamente todos los ámbitos de las relaciones humanas.
Es muy llamativa la fórmula con la que introduce el periodista a la fuente principal de su información: un destacado directivo de la Federación. Esto, que más o menos puede leerse hoy en cualquier información (con el matiz propio del tiempo actual) contrasta con el copiaypega literal que se hace inmediatamente después de las declaraciones del destacado directivo. La costumbre hoy sería insertar frases entre comillas o en cursiva de la fuente a medida que el periodista hila el relato noticioso. ¿Qué sentido puede tener, visto desde hoy, enmascarar la identidad de la fuente bajo el pomposo un destacado directivo para luego meter sin desbastar todas sus palabras, por las cuales podría muy bien ser identificado? Es una anécdota estúpida y es domingo, sabrán disculparme.
Comparemos con, por ejemplo, una de las últimas noticias referentes al actual seleccionador nacional de fútbol, Vicente Del Bosque. Siguiendo con el periódico arriba mencionado, El País, y por no irnos al extremo del amarillismo casposo de Marca o AS, elijamos una especie de review del año 2014 para la selección nacional de España que hizo El País en su sección Deportes en noviembre de 2014. Llama poderosamente la atención que lo que antes era mencionado, en 1936, como la selección nacional de fútbol, hoy es englobado bajo la sinécdoque de España, tendencia común desde hace muchos años en la prensa nacional. Ese es el primer detalle. Hay más. Como comentamos antes, desapareció sin decir adiós el tratamiento cortés a los protagonistas de la noticia: El equipo de Vicente Del Bosque. El presidente de la Federación tan sólo es Ángel María Villar y la cordialidad caballeresca entre entrenador y presidente en 1936 es hoy tira y afloja entre un profesional del fútbol y un habilidoso hombre de corredores y despachos: un político, resumiendo. También la prensa, y eso es de agradecer, es más incisiva en este aspecto: por eso podemos intuir disensiones o se nos anuncian con nitidez: Fracasó el equipo en el Mundial y mientras busca Del Bosque una suave transición, en los despachos todo sigue estancado: el presidente, Ángel María Villar, sigue escuchando a Juan Padrón (vicepresidente), y el organigrama, en el que Jorge Pérez ha perdido poder a favor de su jefa de gabinete (Esther Gascón), está lleno de puñales. Está bien que la dialéctica entre gentlemans del periodismo viejo deje paso a algo más agudo, más brusco, a un texto más áspero que ofrece al lector algo mejor que la simple cumplimentación entre señores que se llevan muy bien.
Choca, eso sí, que el epígrafe bajo el que El País indexa esta noticia sea La Roja. En 1936, por suerte para ellos, aún no se habían dado a esta ridícula puerilización del vocabulario periodístico.