Ciclos cortos

Turbulencias en el nido de víboras de San Pedro del Vaticano y una potencia oriental amenazando al mundo con volarlo por los aires. Esas son las dos noticias destacadas en los periódicos de hoy, 12 de febrero de 2013. Cualquiera lo diría. Lo de la fecha, me refiero. Esos dos únicos titulares bastarían, descontextualizados, para devolvernos a la Guerra Fría. Si añadimos una frase entrecomillada del presidente de los EEUU advirtiendo enérgicamente a los que juegan con bombas nucleares, tenemos el cuadro completo. Es cierto eso de que la Historia es cíclica, pero copón, cada vez volvemos al punto de partida un poco más rápido. El Papa ha dimitido, y su renuncia lo imbuye de repente en la paleta de tonos grises con los que se dibujan los personajes verdaderamente interesantes. En la abdicación del vicario de Cristo se exhibe su humanidad: desdoblándose de su sacra condición pastoral, Ratzinger se nos muestra como un anciano cansado que ya no puede más. Los Papas modernos suelen acabar rodeados de un halo de venerable -y distante- senectud, picando el billete hacia el otro barrio rodeado de grandeza y misterio. El Decimosexto Benedicto ha decidido que su tránsito al más allá no será entre romanas víboras de suntuosas sonrisas y afiladas garras, y que como Carlos V, prefiere pasar su último tiempo echándole migas de pan a las palomas en Yuste. Pasa lo mismo con el fútbol: la Historia se repite cada vez con más frecuencia, alimentado este ogro devorador de relatos y personajes que es la actualidad informativa. Pero ese hipogrifo mediático tiene una cara burda y mezquina. En la tragedia cotidiana del fútbol importa más lo que una cuadrilla de golfos apandadores diga cada noche en tertulias en prime time que lo que ocurre en el césped. De manera que en un teatrillo ridículo una serie de periodistas, opinadores y ex-tuercebotas se dedican a desbrozar cada gesto y media palabra de futbolistas y entrenadores, en una especie de exaltación de la puerilidad: Cristiano no se habla con Mourinho, que hoy se quiere ir, y mañana quedarse, etc. Toda esta montaña colosal de basura proyecta una oscura sombra sobre la épica de miércoles noche que es la Copa de Europa, mas el fulgor de la gloria logra brillar incluso por entre las apestosas tinieblas del circo mediático español: primavera del 2000, primavera del 2003, invierno de 2013. Real Madrid. Manchester United. Como si fuese una bomba de Kim Jong II, la epopeya de héroes y semidioses destruirá una vez más, durante 90 minutos, el círculo infernal de los bufones.

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