No sé si es un propósito de año nuevo, o es el eco de uno de los últimos consejos que me ha dado mi abuelo, pero ha sido ver a Messi, The Chemical Player, recoger el amañadísimo balón de oro de la FI(L)FA vestido como para la comunión del primo Néstor, y poseerme un furibundo deseo de decir cosas. Es por eso, y por hacer caso a las sabias advertencias del hombre más erudito que he conocido en mi vida -y también un poco por tocar los cojones mientras me desahogo, por qué no decirlo- por lo que voy a darle un giro a este inocuo blog mío: cual Ahab propinándole un furioso golpe al timón al creer haber avistado a Moby Dick entre el espumoso crepitar de las olas, me dispongo a convertir esta bitácora, Esteban Granero de la blogosfera -dechado de buenas intenciones y gran nadacampista de la tecla- en un Cristiano Ronaldo demoledor, rompehímenes de la verdad y glorioso gladiador, que muera matando como un troyano rodeado de aqueos, entre toda la basura que acumula este zoológico de hienas llamado España.
Manifiesto que
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