Session

Estás mintiendo. Lo sabes, y es posible que todos los que están contigo en la mesa lo sepan también. Sin embargo, la mentira no te hace sentir mejor. Pero mientes. Les estás contando una historia increíble sobre tu padre. Pura ciencia ficción. Se folló a una de las muchas queridas de JFK. Ya. Casi como Marilyn, sugieres, entre risas de suficiencia. De macho alfa cuyos lacayos le ríen la gracia esperando no inflamar el voluble ego del boss. Pero es mentira. Todo es una falacia, y lo sabes. La historia, tú mismo, los que te rodean, su servilismo miedoso y tu padre. Sí, tu padre también era una mentira. Nunca se acostó con la querida de Kennedy después de aquel mal polvo en la casa de la playa. Ella no quiso y él se sentía demasiado herido en su orgullo fatuo de capo de poca monta como para volver a intentarlo. Tú lo sabes, lo supiste siempre. Los que están contigo en la mesa quizá no pero lo intuyen. Se ríen por miedo. Es toda una estrategia. Si pudieran, si tuviesen huevos, te matarían ahora mismo, en el bar, delante de todos. Porque anhelan todo lo que tú tienes. Desean tener el poder, ser el don, liderar una familia. Todo soldado quiere ser general, no lo olvides nunca, Tony. Quieren tu vida, tu mujer, tus amantes y tus mentiras. Todos tenemos mentiras pero algunas son mejores que otras. Tú lo sabes. Y ellos también. También tu padre lo sabía. Por eso nunca volvió a llamar a aquella Marilyn de Jersey en cuya entrepierna dejó su hombría. La misma de la que tú presumes ahora, delante de todos. JFK, Tony. Es mentira. Tú nunca quisiste que fuese así. Pero es así. Y por eso algo oscuro se esconde detrás de tu mirada, en ese chupito. En tu vida.