Oh, Jerusalén

 

 

Salmo 137

137:1 Junto a los ríos de Babilonia,

nos sentábamos a llorar,

acordándonos de Sión.

137:2 En los sauces de las orillas,

teníamos colgadas nuestras cítaras.

137:3 Allí nuestros carceleros

nos pedían cantos,

y nuestros opresores, alegría:

«¡canten para nosotros un canto de Sión!»

137:4 ¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor en tierra extranjera?

137:5 Si me olvidara de ti, Jerusalén,

que se paralice mi mano derecha;

137:6 que la lengua se me pegue al paladar

si no me acordara de ti,

si no pusiera a Jerusalén

por encima de todas mis alegrías.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s